LA LOGIA:

mujeres brujas y bichas

Mátame Suavemente I

SUENA UN CELULAR. CLARA LO ATIENDE:
-Aló

-Hola Clara. Me Recuerdas? Soy Alejandro hermano de Rebeca... la amiga de Daniela
- Ah...hola ALejandro.¿Le pasó algo a mi hija?
-No
-Entonces...¿A Rebeca le pasó algo...?
- No, no... para nada SILENCIO -
Es que... bueno... te voy decir la verdad. Copie tu teléfono del celular de Rebeca. Ella lo tiene por emergencia...
- Eso lo se, pero explícate mejor... ¿Qué sucede?
- Clara. Tu sabes que estoy interesado en ti y no puedo resistirme más... por eso me tomé el atrevimiento y te llamé... Se que soy un niño para ti, pero soy hombre y se que puedo responder a tus mas ardientes deseos...


Inés cerró la revista que leía en la sala del consultorio odontológico, cuando la llamaron para su chequeo mensual... Aquella lectura le había recordado el episodio que tuvo con el amigo de su hija el pasado domingo en una parrillada en su casa. Nunca creyó en las señales ni en las casualidades, pero estaba segura que algo pasaría. Había hablado por horas con Mihail y el brillo en sus ojos la había cautivado.

Era tal cual un niño, como Alejandro, el chico de la novela rosa de la revista y sabía perfectamente que él respondería sus deseos más ardientes. Mientras la doctora, revisaba la dentadura de Inés y le contaba algunas cosas de su vida con su adorada amante de 20 años- la doctora era muy amiga de Inés y se había declarado bisexual el mes pasado- Inés imaginaba a Mihail entrando a su casa en la mañana para buscar algún trabajo olvidado por su hija Sasha de la universidad.
Para no hacer la historia una típica novelita de revista, se imaginó esta vez muy desaliñada y recién levantada... con una piyama desgastada, ojerosa y despeinada. Se vió en la cocina muy desinteresada y siguió los quehaceres del hogar, pero si con cierto nervio pensando que tal vez Mihail se le acercaría por detrás y la tomara por la cintura y la violara encima de la lavadora o algo parecido.
Su imaginación la fue exitando poco a poco y casi podía sentir el calor bajo su falda. Sintió un escalofrío, pero era del taladro infernal de la doctora que a mala hora apareció en medio de su fantasía.

- Chica no te muevas, que ya casi termino.... A ver... listo. Y tu qué cuentas mija, estás como calladita. ¿No tienes un cuento bueno por ahí?
- No. Por cierto... será que me puedes prestar una revista que tienes allá afuera, te la devuelvo la semana que viene.
- Claro vale, tranquila. Coje la que quieras, esas son viejísimas... No me digas que te enganchaste con MATAME SUAVEMENTE... la de Vanidades.
- No.. que es eso? No, es un artículo de arte que me interesa.
- ¿En qué parte te quedaste?
- ¡Ay! que no... bueno si... cónchale es que me está pasando algo parecido a "Clara"... que vergüenza.
- Lo sabía tonta...tranquila... A ver ¿ Quién es el bebé?
- Mihail el amigo de Sasha...
- Mmm, ¿El alto que trajo un día para acá?.
- Ese mismo.
- No me digas que le robó el teléfono a tu hija y...
- No, solo hablamos por horas el día de la parrilla y más nada... Sólo que noté algo en él...no se... a lo mejor son ideas mías nada más. Me tiene mal eso, me la paso pensando en el todos los días.

UNA SALA DE TE. AL FONDO SE VE LA TORRE EIFEL.ES PRIMAVERA.
- Me parece bello el lugar. Ahora dime que pretendes. Sabes que soy casi veinte años mayor que tu, Alejandro.
- Lo se y ya te dije que no me importa, puedo demostrarte lo viril que soy. No seré un experto en el amor, pero el solo hecho de desearte será suficiente para complacerte en todo
-Y no lo dudo, eres guapo, rico y encantador. Pero que dirá tu hermana, tu familia, mi hija!!! I

nes escondió la revista bajo el colchón de su cama al escuchar la llave de la puerta... era Sasha.
- Mamá... traje unos amigos a estudiar! Por favor vístete no quiero que se asusten.
- Pues no me visto... ! Como no me avisaron antes me verán así.

Inés estaba idéntica a la imagen de su fantasía durante la cita con su odontólogo, ojerosa, desaliñada y con su piyama desgastada. Se acomodó un poco el cabello y salió a la sala.

-Buenos días. Hola Mihail.

Esta vez indiferente ante la presencia de la mamá de su amiga, Mihail volteó a ver sus libros y se sentó en la mesa de la sala. Por un momento Inés deseó no haber estado tan desarreglada y odió a su hija por haber llegado de improvisto y peor aun con Mihail. No quería parecer latosa y desidió irse a la cocina y no quedarse fastidiando a los compañeros de su hija y para que no se le notara el interes en el muchacho.

- Inés. Hoy no hay cafecito? No hemos desayunado ( dijo Mihail con cierta familiaridad) Se ve distinta tu mamá asi ¿verdad?, más natural, más bonita.

- Eso lo dice para que le des comida mamá, no le hagas caso.

La imaginación de Inés voló a la velocidad de la luz y se imaginó esta vez preparandole una rica cena al muchacho. Mientras hacía el café y cortaba el pan, sentía que su deseo era capaz de irse por el cuchillo. En ese momento hubiera deseado ser una hechicera y poder embrujarlo a través de una mantequilla encantada con tomillo, rosas y miel, untarlo a la rebanada y al comerlo, éste se balanceara sobre ella ardiendo de pasión. Sin quererlo preparó una mezcla extraña con algunos ingredientes que se le vinieron a la mente.
Recordó una receta inglesa de una revista de su amiga Greta, a base de hierbas afrodisíacas, colocó en un embase la mantequilla, el ajo, tomillo, moztaza con miel...y le echó al pan. Luego lo puso en la tostadora, cortó queso de cabra, hizo un jugo de mora... el café aromatizado con clavos de olor... todo lo colocó en una bandeja con pétalos de rosas y fue hasta la mesa.
- continuará-